Cuando llegaron, todo era normal, unas cuantas telarañas y hacía un
poco de frío, pero cuando la hija del embajador, que era alta y guapa,
estaba en su nueva habitación guardando la ropa de la maleta al armario,
sintió un escalofrío y luego unas manos esqueléticas sobre sus hombros,
y gritó. Salió toda la familia y hasta el momento no han vuelto a poner el pie
en el lugar.
poco de frío, pero cuando la hija del embajador, que era alta y guapa,
estaba en su nueva habitación guardando la ropa de la maleta al armario,
sintió un escalofrío y luego unas manos esqueléticas sobre sus hombros,
y gritó. Salió toda la familia y hasta el momento no han vuelto a poner el pie
en el lugar.
Todo sigue allí intacto y se dice que se oyen murmullos de las criaturas de esa casa las noches de luna llena.
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